Tras superarse las restricciones impuestas por la pandemia, la actividad comercial y laboral retomó su normalidad, pero también y lamentablemente vemos que volvieron los excesos, sobre todo en horas de la noche y acentuados los fines de semana. En la misma proporción pero en forma negativa decrece la presencia de inspectores o guardia urbana, organismo creado precisamente para preservar las normas de convivencia.
Graves accidentes viales, vuelcos, choques, ruidos molestos, agresiones, daños, y hasta la imposibilidad de acceder pacíficamente a un espacio público, son algunos de los reclamos que vienen planteando los vecinos luego de fines semanas con noche hiperactivas.
Es por eso que nuevamente vemos que nos encontramos en un cuello de botella, donde junto con las autoridades municipales primero y luego conjuntamente con los propietarios de boliches y pubs o bares tendremos que analizar esta situación.
Desde el municipio se habla de exitosos planes de control de tránsito, con incremento en el uso de casco, pero no se explica porque aumentan los accidentes motociclistas. Parece ser que el lema es no importa la velocidad, falta de luces, de frenos, escape ruidoso o uso de celulares, mientras tengas casco.
Por otra parte, los vecinos de la zona urbanizada alertan que tampoco hay presencia municipal ni controles en horario de cierre de boliches o similares, lo que es aprovechado por algunas personas para generar grescas, vandalizar autos y viviendas cercanas y esto nos lleva sobre otros temas que, por reiterados, no son menos graves: el ingreso de menores y el consumo de alcohol a locales de esparcimiento nocturno.
En consecuencia, hacemos un nuevo llamamiento a las autoridades del área para que nos expliquen planes de ordenamiento nocturno, personal asignado a la tarea y resultados obtenidos para informar a los vecinos que nos piden explicaciones sobre la ausencia del Estado en las circunstancias detalladas.
PABLO RADA CONCEJAL HACEMOS VENADO
